La DNDi celebra el consenso histórico alcanzado en torno al Acuerdo Pandémico de la OMS —un tratado sin precedentes que, si se implementa, puede contribuir a remodelar la equidad en salud global al garantizar que la financiación pública genere beneficios públicos.
Aunque el acuerdo representa un compromiso y no se han cumplido todas las aspiraciones, supone un importante paso adelante y sienta las bases para acciones orientadas a la preparación y a la equidad en futuras emergencias sanitarias.
“Por primera vez en la historia, un acuerdo internacional de salud ha reconocido explícitamente la necesidad crítica de que los gobiernos utilicen el poder de la financiación pública para orientar los resultados de la innovación”, afirmó Michelle Childs, directora de Incidencia Política de DNDi.
El Artículo 9.5 aborda el compromiso de los países de desarrollar políticas que vinculen condiciones de interés público a la financiación de investigación y desarrollo (I+D), una medida sin precedentes con el potencial de transformar la forma en que se desarrollan y ponen a disposición tratamientos, pruebas y vacunas durante las crisis.
La pandemia de COVID-19 ha puesto claramente las consecuencias de no vincular la financiación pública al acceso equitativo. Sin condiciones exigibles, los gobiernos que invierten en I+D de herramientas sanitarias que salvan vidas no puedan garantizar su desarrollo efectivo y el acceso a ellas por parte de sus poblaciones y de quienes más las necesitan. Si se implementa de manera efectiva, el Artículo 9.5 podría cambiar esta dinámica, dando a los gobiernos el poder de garantizar que el gasto en I+D satisface en última instancia las necesidades de salud pública.
“Los países no tienen que esperar la adopción formal del acuerdo en mayo para actuar. Esto puede —y debe— comenzar ahora”, señaló Childs. “La verdadera prueba será si los gobiernos toman medidas rápidas y concretas para desarrollar políticas nacionales ambiciosas que traduzcan sus compromisos en un impacto real.”
Los financiadores públicos tienen un poder inmenso gracias a las inversiones significativas que realizan en investigación. Usar esa influencia para garantizar resultados equitativos es clave, no solo para sus propios ciudadanos, sino también para las personas de países de ingresos bajos y medios, que con demasiada frecuencia son dejadas atrás.
Instamos a los gobiernos a actuar ahora y a utilizar sus inversiones públicas para impulsar la innovación y garantizar el acceso equitativo para todas las personas que lo necesiten. Juntos, podemos construir una arquitectura de salud global más eficaz, que no deje a nadie atrás frente a futuras pandemias.