DNDi 20 años: en 2021, los recursos para enfermedades desatendidas solo representaron un 1,7% de la inversión en I+D

DNDi 20 años: en 2021, los recursos para enfermedades desatendidas solo representaron un 1,7% de la inversión en I+D

Expertos en investigación y desarrollo (I+D) y representantes de gobiernos y sociedad civil de países latinoamericanos reunidos en el evento “20 años de DNDi: Soluciones sostenibles para desarrollar la mejor ciencia para poblaciones aún desatendidas” discutieron los desafíos en I+D de tratamientos para enfermedades olvidadas. Según la Organización Mundial (OMS), estas enfermedades afectan a más de 1.700 millones de personas, especialmente aquellas en situación de vulnerabilidad.

Para celebrar el 20º aniversario de fundación de la iniciativa Medicamentos para Enfermedades Olvidadas (DNDi), el evento “20 años de DNDi: Soluciones sostenibles para desarrollar la mejor ciencia para poblaciones desatendidas” reunió a una serie de actores del campo de I+D para dichas enfermedades, incluidos expertos internacionales, desarrolladores de productos, responsables de políticas públicas y organizaciones de la sociedad civil, en rondas de debate. Los avances logrados por DNDi y sus socios desde la creación de la organización, los desafíos que persisten en I+D de tratamientos para enfermedades desatendidas y las brechas en el acceso a medicamentos de las personas afectadas estuvieron entre los temas de la agenda. El encuentro tuvo lugar el pasado 28 de noviembre de 2023, en la Fundación Oswaldo Cruz (Fiocruz), en Manguinhos, zona norte de Río de Janeiro, coorganizado por Fiocruz y Médicos Sin Fronteras (MSF).

“La mayor parte de la innovación no es para la mayoría” 

Suerie Moon, miembro del Consejo Global de DNDi y codirectora del Global Health Centre, enfatizó que, si bien el nicho de I+D para enfermedades desatendidas es productivo y exitoso, es relativamente pequeño y depende de la financiación para su desarrollo: los recursos llegan, en mayor escala, del sector público y filantrópico. También destacó que todavía son pocos los que se benefician de los rápidos avances en ciencia y tecnología y, pese a que el interés político por estas enfermedades haya aumentado, en general se hacen esfuerzos para fortalecer los sistemas nacionales con fines económicos. Por lo tanto, el desafío es ir más allá del nicho de enfermedades desatendidas e intereses nacionales a fin de hacer I+D, no para las necesidades del mercado, sino de las personas.

Para dar una idea de las disparidades que existen en el ecosistema de I+D, Moon mencionó que, de 2000 a 2018, se desarrollaron 45 productos para enfermedades desatendidas y 1.106 para enfermedades en general: “Fue un gran avance, pero solo representa una pequeña porción: el 4% del total”. La distancia también es muy grande si se comparan las inversiones en I+D. En 2021, por ejemplo, 4.100 millones de dólares destinados a enfermedades desatendidas representaron solo el 1,7% del monto global. «La mayor parte de la innovación y el acceso no son para la mayoría», dijo.

El director del Programa Especial de Investigación y Capacitación en Enfermedades Tropicales (TDR) de la OMS y miembro del Consejo Global de DNDi, John Reeder, también hizo referencia a los obstáculos para la accesibilidad a los tratamientos. “Un claro ejemplo es que solo un tercio de las personas en el mundo con tuberculosis refractaria tienen acceso a medicamentos”, declaró. Añadiendo que la investigación y el desarrollo deben ir de la mano de otras etapas del proceso, como la implementación y el acceso.

Lecciones de la pandemia de COVID-19 y el ejemplo de Alianza Dengue

Renata Reis, directora de MSF en Brasil, habló sobre la importancia de analizar la forma en que el mundo afrontó la pandemia del nuevo coronavirus. “Necesitamos ser más radicales. El COVID-19 nos ha demostrado que ya no hay lugar para debates voluntarios. Debemos discutir si el sistema bajo el cual se construye la innovación tecnológica para el mundo farmacéutico responde a los objetivos que ellos mismos dijeron que se perseguirían”, incitó. Recordando que las alianzas en el área siguen concentradas en un grupo minoritario de países, y que se ignora el Sur Global.

“DNDi sigue siendo completamente fundamental porque tenemos enormes desafíos. La organización es parte de un ecosistema de defensa del acceso que es uno de los más poderosos y brillantes”, dijo.

Para el vicepresidente de Producción e Innovación en Salud de Fiocruz, Marco Krieger, el COVID-19 ha demostrado que los problemas de salud globales no pueden enfrentarse a nivel nacional, sino al menos regional y con multilateralismo.

“El COVID nos inspiró a tomar los siguientes caminos, y Alianza Dengue es un ejemplo de ello”, dijo Krieger, citando la iniciativa lanzada por DNDi en 2022, cuyo objetivo es unir a los países endémicos en I+D de un tratamiento específico y accesible para dengue. Además de DNDi, Alianza Dengue comprende otras cinco instituciones de investigación de Brasil, Malasia, India y Tailandia, entre ellas Fiocruz. “Es necesario utilizar las nuevas tecnologías a favor de las enfermedades desatendidas y buscar en nuestros acuerdos regionales el desarrollo de tratamientos y ampliar el acceso a ellos”, agregó.

 

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