En 2015, la DNDi lanzó una iniciativa para aumentar el acceso al diagnóstico y tratamiento de la enfermedad de Chagas, en estrecha colaboración con socios locales, regionales y nacionales a través de proyectos piloto en varios países endémicos.
En agosto de 2017, sus esfuerzos recibieron un impulso considerable cuando la farmacéutica Insud, con apoyo de la DNDi, recibió de la FDA de EE. UU. un vale de revisión prioritaria como resultado del registro del benznidazol para el tratamiento de la enfermedad de Chagas.
La estrategia se implementó por primera vez en Colombia, en colaboración con el Ministerio de Salud y Protección Social, concentrada en un área altamente endémica para la enfermedad de Chagas. El nuevo enfoque centrado en el paciente incluye la capacitación del personal sanitario, la simplificación y aceleración del procedimiento de diagnóstico y la descentralización del tratamiento, para que esté disponible más cerca de donde viven los pacientes. En las dos comunidades donde se implementó el piloto, 384 personas se hicieron pruebas para detectar la enfermedad de Chagas el primer año, un aumento de diez veces con respecto al año anterior. Los tiempos de espera para la confirmación diagnóstica se redujeron de un promedio de 364 días a tan solo 17, y hubo un aumento de cuatro veces en el número de pacientes que comenzaron el tratamiento etiológico. En 2018, el proyecto colombiano se expandió a otras comunidades.
La experiencia positiva y los resultados prometedores del proyecto en Colombia llevaron al desarrollo de un proyecto colaborativo en los Estados Unidos centrado en el avance de la investigación sobre la enfermedad de Chagas en el ámbito de la salud pública. Este proyecto produjo el primer estudio de prevalencia a gran escala en una ciudad grande de los Estados Unidos en 2017.
También se lanzaron proyectos siguiendo el mismo modelo en Guatemala, con socios locales e internacionales, y en Brasil, en asociación con la Fundación Oswaldo Cruz. Se realizaron seminarios en Jutiapa, en Guatemala, y en Río de Janeiro y Recife, en Brasil, para identificar las principales barreras y desarrollar acciones para fortalecer el control de la enfermedad y el acceso al tratamiento.